miércoles, 20 de marzo de 2013

"De todo hay en la viña de Freud", de psicología y ateísmo.


A un compañero de clase le preguntó un niño durante su práctica en una escuela: “Eres psicólogo?” mi compañero respondió que si, a lo que el niño replicó: “Ah, entonces eres ateo?”.

Este pequeño episodio producto de la inocente pero ya moldeada mente de un infante me hizo pensar: caramba, ¿por qué piensan que los psicólogos somos ateos?

Antes que nada, quiero dejar en claro que no soy ateo. Creo fielmente en Dios. Sin embargo, soy un hombre de ciencia, y como tal, intento mantener mi mente abierta antes los diferentes puntos de vista (bien sustentados) que se tienen sobre la existencia o inexistencia de una entidad suprema creadora de todo lo conocido. Dentro de este marco deseo se entienda este post como no más que una examinación a una opinión más o menos popular que he notado se tiene respecto a los psicólogos: que somos ateos.

La psicología es una ciencia. Sigue el método científico, se basa en teorías y en el empirismo para sustentarlas. No somos, como señaló uno de nuestros profesores, una “psicología de ocus-pocus”. No somos magos, ni hacemos milagros, ni somos sacerdotes que reciben confesiones. Somos mujeres y hombres de ciencia, y como tales, no podemos cerrar la mente ante el hecho de que no existen pruebas concluyentes que certifiquen la existencia de Dios.

Ahora, ¿esta falta de pruebas convierte a ese Dios en no más que el producto de una necesidad del hombre por tener algo en qué creer? ¿Son Dios y la religión no más que productos de la neurosis colectiva humana?

Aquilino Polaino-Lorente, en su escrito “Freud y la Religión” (que pueden leer acá) resume la opinión freudiana sobre la religión en el siguiente silogismo:

  • La religión conduce y acrecienta el narcisismo humano (al posibilitar la vivencia de una omnipotencia simbólica sostenida por la imaginación).
  • Todo narcisismo es una neurosis (en cuanto que aparta al hombre del principio de la realidad).
  • Luego la religión neurotiza.


Muchos psicólogos ateos concuerdan con esta concepción de la religión. Pero son muchos, no todos, y quizá tampoco la mayoría.

Entramos entonces en el tema en cuestión: ¿es necesariamente el/la psicólogo/a ateo/a?

La inmediata y obvia respuesta es: No. Somos psicólogos en formación, sabemos que existen las diferencias individuales, la crianza, el hecho de que vivimos en una cultura tremendamente influenciada por la religión católica y muchos otros factores que hacen imposible que todos pensemos o creamos en lo mismo, de la misma manera.

Y es aquí donde está el punto clave: en la frase “de la misma manera”. Si bien yo creo en Dios, probablemente no creo en él como otros católicos creen en él, o de la forma en que evangélicos, musulmanes, o de cualquier otra religión creen. Nadie cree, piensa ni se comporta de la misma manera que nadie. Cada hombre es un mundo, y si bien es posible detectar similitudes en los patrones de personalidad humana, nunca dos personas pensarán igual.

"Si dos individuos están siempre de acuerdo en todo, puedo asegurar que uno de los dos piensa por ambos." -Sigmund Freud 

Creo que la manera en que se creen en Dios es lo importante en este tema. Quien crea ciega y fanáticamente en Dios, probablemente no salga de esa caja -y le digo caja no por criticar la creencia en lo divino, sino porque creer fanáticamente en cualquier cosa sin aceptar (aunque no se comparta) ningún punto de vista que no sea el propio, para mi, es de mentes débiles (como la de un narcisista)- probablemente esta persona tendrá problemas en aceptar el conocimiento científico que apunta en dirección contraria a sus creencias, pero quien, por lo contrario, tiene una visión más flexible de lo divino, de Dios y de su relación con la existencia de este universo, no verá la relación entre lo científico y la religión como una calle que se divide en dos, y que sólo se puede escoger uno de los dos caminos y olvidar por completo el otro, sino como otro punto de vista de la realidad, producto de la maravillosa mente humana y que puede o no tener que ver con lo divino, pero no por ello es más o menos que la creencia religiosa.

Para mi la religión y la ciencia no son variables mutuamente excluyentes, y creo que es esto lo que me permite seguir orando todas las noches sin dejar de creer en la ciencia.

Como en todo, los extremos son malos. Cerrarse ante la posibilidad de estar equivocado es el peor error que un hombre de ciencia puede hacer. Que cualquier hombre puede hacer, en realidad. ¿Han notado lo difícil que es entablar conversación sobre cualquier tema con un fanático religioso, no siendo uno fan del dogma religioso? Es ridículamente difícil no salir molesto y quedar diciendo “¡CON ESTE MENTE CERRADA NO SE PUEDE HABLAR!”

Pero al decir eso, ¿no estamos cerrándonos nosotros también?

No digo que tengamos que creer en todo, digo que podemos creer en lo que queramos creer y mantenernos fieles a nuestra creencia sin tener que encerrarnos en una burbuja dentro de la cual no vemos, escuchamos ni aceptamos ningún otro punto de vista que difiera ligeramente del nuestro.

No hay perspectivas buenas ni malas. Sólo hay perspectivas. Lo que te sirva a ti, pues te sirve y bien por ti, pero no será lo que le sirve a todos. No caigamos en la trampa de creer tener la verdad absoluta sobre las cosas, tal cosa no existe. La verdad es subjetiva. Cada quien se fabrica su propia verdad y, siempre y cuando no seas un psicótico, pues tu verdad es lo que te hace funcional A TI. Pero no podemos decir que mi verdad o la tuya es la que funciona, porque todas funcionan para cada quien (de nuevo, siempre y cuando no sean producto de una psicosis).

Creo que lo que intento decir es: hay psicólogos ateos tanto como hay no ateos así como también hay personas homosexuales como no homosexuales, negras y blancas, bajas y altas, que les gusta pokemon o no, etc., etc… ¿Eso significa que somos diferentes?

¡CLARO QUE SI! ¡TODOS SOMOS DIFERENTES!

Todos pensamos diferente, todos creemos diferente, todos tenemos una mente que es un mundo totalmente diferente al de cualquier otro ser humano que haya existido en la historia. Y eso, precisamente, es lo hermoso del ser humano y de nuestra carrera, ¿o no?

…y no, no todos los psicólogos son ateos, ¡carajo!

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