sábado, 18 de abril de 2015

Divagaciones de una mente humana en el siglo XXI


------------------------------------------------------------


Acabo de pasar horas viendo facebook. Horas. No minutos. Horas enteras.

De esas horas no saqué absolutamente nada provechoso. No aprendí nada. No vi nada que me inspirara, no crecí en ningún sentido ni me "edifiqué" con ninguno de sus posts "edificantes" bíblicos, ni me conmoví con el vídeo del niño que nació muerto, ni con las 46 cartas que mandó algún pendejo para conseguir una beca en el extranjero para estudiar algo que se puede estudiar en su país.

No me hizo llorar el vídeo de la china degollando a un gato ni me reí con el chiste de viejo posteaste.

Nada de eso me afectó, no "me llegó" ni me produjo nada, porque realmente no lo miré. Le pasé por encima, lo ojee.

Fui uno más en facebook. Desperdiciando horas viendo nada. Pretendiendo que me importa algo que hace 2 segundos no conocía. Escribiendo en mayúsculas mis comentarios en contra de la injusticia que ocurre en algún sitio extraño al que espero ir algún día a tomar fotos bonitas para tener un nuevo encabezado interesante sobre mi foto de perfil.

Y mientras tanto, aguantaba hambre.

Maslow se retuerce en su tumba.

A esto he llegado. ¿Es acaso ver toda esta mierda una necesidad básica para mí ahora?

Una necesidad.

Básica.

Pero... si decido no ver facebook... si decido cerrar mis redes sociales, todas. ¿Qué me queda?

Se me viene a la mente la calle. Más bien, las hojas sobre la calle. En Buenos Aires parece haber entrado el otoño, el informe del clima dice que afuera está soleado, creo que sí lo está porque entre las cortinas que tapan la única fuente de luz de mi apartamento, se cuelan rayos de luz que parecen fuertes. Quizá luego salga al balcón a tomarle una foto al día y cuando la suba a facebook podré ver bien el día en la pantalla de mi computadora. Es una pantalla grande, así que puedo apreciar esas cosas mucho mejor.

¿Qué me queda?

Pero, ¿qué tengo? Si ver esos vídeos de niños pobres y maltratados no me sirven para más que comentarlos en mi próxima reunión social... Si no hacen que done dinero, o comida, o al menos salga a la calle a abrazar a un extraño que se vea triste... Si nada de lo que veo, de lo que "defiendo" diariamente en cientos de posts en facebook; si nada de lo que veo me cambia, me produce nada... ¿qué tengo?

Una cuenta de facebook llena de posts y una mente vacía.

Algo anda mal.

Pero a todos les gusta ver lo empático que soy. Me describen así. Es raro. Nunca he sido empático con ellos. Nunca los abracé...ni siquiera me dieron ganas de escucharlos. Es mucho más fácil prestarle atención a alguien cuando eres libre de leer ese mensaje en whatsapp en el que describen lo mal que se sienten, mientras ves un nuevo capítulo de The Walkind Dead.

Sentarse y mirarse a los ojos quita mucho tiempo. Ya conozco tus ojos, subiste una foto a instagram de tu ojo izquierdo hace dos semanas. Muchos filtros, diría yo, pero quedó bonita.

Claro que te conozco. Leo todos tus posts.


¿Será que ya no siento nada? Pero si... Claro que siento. Creo.

Creo... creo que sentí mi corazón latir hace unos segundos cuando me quedé en silencio pensando qué escribir a continuación. Creo que siento algo cálido dentro de mí cuando recuerdo su sonrisa... ¿recuerdo su sonrisa? Creo que si...

Creo que tengo un nuevo status para facebook. Por fin.

-------------------------------------------------------

No hay comentarios:

Publicar un comentario