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viernes, 6 de junio de 2014

Al que madura, Dios le ayuda.

Hola, niños.

Ni crean que me olvidé de mi blog, se me jodió la PC y hasta ahora no pude conseguir una para escribir (...y me distraje teniendo vida de nini ahora que salí de la u ;D). Tengo varios temas sobre los que he estado escribiendo en notas del celular durante este par de meses, así que si tengo acceso a la PC por suficiente tiempo, deberían salir varios posts en la siguiente semana.

Siguiendo el modus operandi creativo de mi post anterior, agarré un tema, leí mis notas y ahora vengo a ver qué sale pa ve si les gusta y si no pues por lo menos me tomé una pinta mientras escribía.

Vamo al tema...

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Siempre he odiado mi cumpleaños por una simple razón: complejo de Peter Pan.

Quizá cuando cumpla 23 ya sea maduro y deje de hacer posts pendejos(?)

Aunque no soy fan de Peter Pan, tripeo mucho que es un niño por siempre y se la pasa volando por ahí y friendzoniando a campanita. De esas cosas siempre me llamó la atención la primera: ser un niño por siempre.

Verán, en mi inmadurez siempre he querido ser un niño, mantenerme así, no crecer. Por eso, para mi, cumplir años sólo significaba estar un año más lejos de mi infancia -y,con ella, de mi libertad, individualidad, etc.- y un año más cerca a la muerte.

Si nos tapamos los ojos con la venda de la depresión, podríamos decir que la vida no es más que un mal libro cuyo fin conocemos desde siempre pero igual nos vemos obligados a leer.

Para qué crecer si ya conozco lo que pasa al final? Si ya conozco el final, bien podría adelantarlo...pero se necesita ser muy valiente y muy idiota para suicidarse. De cualquier forma, si ya sé cómo terminaré y sólo ahora que estoy lleno de esa dosis de fuerza y vitalidad que se nos da entera al nacer y que poco a poco vamos gastando puedo realmente disfrutar la vida, ¿Pa qué crecer? ¿Pa que se acabe la fiesta? ¿Para qué cada día mis ojos vean menos, mis oídos escuchen más, mi voz resuene menos y no pueda imitar a las aves al amanecer, o joder a los talingos por la tarde sin preocuparme por tropezarme y caer?

Pausa.

Qué mala guilla, ¿no? Qué visión tan oscura del mundo, de la vida...y sin embargo, esa fue mi visión por muchos años.

Tan chiquito y tan depresivo, qué cuequín.

Pero esa no es la visión que tengo ahora. Y de eso trata este post. No de la guilla Allan Poe-esca (nunca he leído allan poe pero dice wikipedia que taba deprimido, no sé.), sino del hecho de que lo que pensaba antes ya no es lo que pienso hoy.

Separemos la frase del parrafito para darle efecto dramático:

Lo que pensaba antes ya no es lo que pienso hoy.

Qué belleza. Dejar de pensar de una forma y pensar de otra...sin darse cuenta! Hoy no pienso como pensaba ayer, mañana no pensaré como pienso hoy. La evidencia indica que en 10 años podría ser amish, en 20 podría estar en Marte y en 30 podría ser un músico de fama internacional aunque hoy en día no tengo ningún conocimiento de música.

Antes pensaba que era horrible vivir en incertidumbre, sin saber lo que el mañana me traería, y tenía una visión tan fatalista de la vida que en lugar de ver el pasar del tiempo como avance, lo veía como retroceso, como si despertara cada día viendo menos arena en mi reloj, avisándome que cada segundo estaba más cerca de la muerte.

Qué pereza vivir así. No se los recomiendo.

Hoy...bueno, casi escribo que veo las cosas diferentes, pero no es así. Sigo pensando que cada segundo que pasa tengo menos tiempo de vida...porque, literalmente, es cierto. La matemática no miente. Supongo que cambiamos nuestra forma de ver las cosas, pero no dejamos de verlas. En ese punto muchos tienen la que según yo es una idea errónea:
"para cambiar hay que dejar por completo las cosas atrás: si quiero dejar de ser un perro tengo que dejar de ver mujeres, si quiero dejar de ser un adicto tengo que dejar de divertirme, si no quiero dejar de ser libre tengo que actuar por siempre como un niño."
No, papi. No, mami. No.

Aunque ayer vi al reloj como mi verdugo, hoy lo veo y agradezco por el segundo pasado y le sonrío al que acaba de llegar...pero sigo viendo el reloj.


Ok, pero me desvío del tema...madurez, crecer. Ajá...

El punto es este: me he dado cuenta de que he cambiado, y si mientras lees esto pausas un momento para pensar, probablemente tú también encuentres varias cosas sobre las cuales tu opinión ha cambiado en los últimos 5 años.

*Te detienes un momento para pensar* 

*En realidad sólo sigues leyendo*

*Cagaste el trip interactivo del post*

Todos cambiamos. Es parte natural de la vida. Es lo más hermoso, diría yo. Saber que aunque hoy seas un completo idiota, no tienes que serlo el resto de tu vida...puta qué cool! El awebao que odias porque es un awebao odioso puede que no siempre sea un awebao odioso, yay! ...así como puede que no siempre haya sido un awebao odioso, y así como tú cambiaste por esa vaina mala que te pasó, a él también le paso.

Todos cambiamos, para bien o para mal. Es nuestra decisión si queremos dejar que algo nos cambie de manera positiva o negativa, pero definitivamente nos va a cambiar.

Porque no somos más que masilla en nuestras propias manos, y cada quien se moldea como quiera. 

Si mi familia entera muere mañana y la tuya también *toca madera pa que no pase*, en 5 años seguiremos siendo personas diferentes. ¿Por qué? Porque yo decidí -basado en toooooda mi experiencia de vida y demás diferencias individuales- afrontar o no afrontar, superar o no superar, crecer o no crecer, de la manera que quise y tú hiciste lo mismo por tu lado.

Hoy miro pa atrás y pienso en todas las veces que cambié para mal. Todos los malos ratos que me hice pasar, y HOY decido no volver a caer en eso. Mañana quizá me daré cuenta de que este post en verdad estaba en verga y no debí escribirlo, quién sabe...pero por hoy, vamos a estrellarnos. Total, así es como mejor se aprende, ¿no?

Entender que cambiamos, no sólo nosotros sino todos a nuestro alrededor, es difícil...digo, si ni nos damos cuenta de que nosotros mismos cambiamos día a día, por qué le vamos a creer a ese novio imbécil que nos promete que cambiará, si no sabemos eso. No sabemos si cambiará, y ¿por qué confiar en que alguien cambiará?

Fácil: porque, por más que Dr. House diga lo contrario, todos cambiamos.

Ahora, no estoy diciendo que la gente cambia de -1000 a +1000 en un día, y cada quien tiene sus personalidad que se mantiene relativamente estable durante toda la vida (después de los 20's, cuando ya la personalidad se estabiliza), pero todos pasamos por etapas de la vida, y en cada etapa vamos cambiando, poco a poco, sin darnos cuenta incorporamos nuevas peculiaridades a nuestra forma de ser. Cambios pequeños, como el gusto adquirido por la cerveza, son cosas que no vemos pasar...hasta que pasan.

Todo es un proceso. No cambiamos de un día pa otro. Así, he llegado a una conclusión:
no comenzamos de cero, solo seguimos adelante.
No creo que uno pase de una etapa a otra dizque al cumplir años, o de la nada cuando te sale pelo es dizque "oh ya soy hombre"; los límites entre etapa y etapa son difusos, se mezclan y a veces creemos haber superado algo pero en realidad no estamos ni a la mitad del camino de dejarlo atrás.

Sin embargo, es cierto que hay momentos que representan cambios fuertes en nuestro entorno, que generalmente nos llevan a cambiar por dentro, como el paso de primaria a secundaria, o a la universidad.

Cuando estaba en sexto año moría por empezar la universidad, pensaba que sería un mundo nuevo donde me podría redefinir como persona, cambiar, conocer más gente, ser quien yo quisiera ser sin miedo a que me juzgaran, salir del caparazón en el que estuve oculto toda mi época escolar y ser libre de ser simplemente yo...en definitiva, empezar de cero.

Pero resulta que la vida no es así. Creo que es una mentira que nos contamos a nosotros mismos cada vez que creemos "empezar de cero". La única vez en nuestra vida en que empezamos de cero es al nacer. "Tabula rasa" dicen. Eso nunca vuelve a pasar. Cada cambio radical en nuestra vida, cada nueva aventura que empezamos está impregnada de todos los aromas de nuestro pasado. Nuestra libertad de cambiar está determinada por nuestro pasado. ¿Podemos dejar ir a nuestro pasado? Metafóricamente hablando, supongo que sí, pero no realmente. Seremos libres de otros, pero no de nosotros mismos. Lo que fuimos e hicimos nos seguirá por siempre. Pero eso no significa que tengamos que seguir siendo lo que una vez fuimos.

Las experiencias existen con un sólo propósito: hacernos crecer, si decidimos hacerlo. Hacernos experimentar cosas buenas, malas, bonitas, feas. No estamos limitados. No tenemos tope. Nuestra mente no es un USB de X cantidad de Gigas.

Hay quienes comparan nuestro cerebro con una computadora, pero lo que nos diferencia es nuestra capacidad de almacenar más. Entre más almacenamos, más capacidad para almacenar desarrollamos. Así, poniéndolo de una forma optimista, entre más cosas malas te hayan pasado, más capacidad para ver lo bueno tendrás, si decides verlo.


Ya ustedes saben cómo escribo...o quizá no, pero mi método es el siguiente: se me ocurre un título, me siento en la Pc y desarrollo lo que salga. A veces me gusta, a veces no. No sabía realmente a qué quería llegar con este post, pero supongo que una buena conclusión es esta:

Al que madura, Dios le ayuda. Aunque no creas en Dios, todos crecemos. Todos maduramos. Cada quien tiene su definición de madurez. A veces nos cabreamos al ver a alguien inmaduro, sin pensar que nos molesta porque está actuando como nosotros actuamos alguna vez, y como dejamos eso atrás para crecer hacia algo mejor, calificamos nuestro pasado como negativo, nuestro presente como positivo y nuestro futuro como prometedor. Pero la verdad es que nuestro presente en algún momento será pasado. Mañana nos arrepentiremos de las decisiones de hoy, y eso está bien! Eso está genial, en realidad. Eso es vivir: equivocarse, una y otra vez; cambiar, mutar, crecer, madurar.

Ya les digo, puede que mañana lo que pienso hoy me parezca estúpido, y completamente irracional, pero por hoy, es lo que creo, y mañana ya veremos.